jueves, 29 de noviembre de 2012

Consejos importantes

1. Persigue metas posibles de ser alcanzadas
2.Siempre sonrie espontanea y genuinamente
3.Comparte con los otros
4.Ayuda a los necesitados
5. Mantén tu espíritu joven
6.Relacionate con ricos, pobres, bonitos y feos
7.Sobre presión, mantente calmado!
8.Usa tu humor para aliviar el stress
9.Perdona a los que te incomodan
10.Ten a algunos amigos en quienes confiar
11.Coopera y consigue las mejores recompensas
12.Valoriza cada momento con quien ama
13. Mantén en alto tu confianza y auto-estima
14.Respeta las diferencias
15.De vez en cuando, permite quebrar las reglas
16.Navega en Internet por placer
17.Corra riesgos calculados
18...Y comprende "El dinero no lo es todo"

viernes, 23 de noviembre de 2012

EL PRESENTE DE INSULTOS

Cerca de Tokyo vivía un gran samurai, muy anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de sus años, circulaba la leyenda que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.

Cierta tarde, un guerrero -conocido por su total falta de escrúpulos-apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento, y, dotado de una inteligencia privilegiada para aprovecharse de los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.

El joven e impaciente guerrero jamás había perdido un combate. Conociendo la reputación del samurai, estaba allí para derrotarlo, y hacer crecer su fama.

Todos los estudiantes se manifestaron contra la idea, pero el viejo aceptó el desafío.

Fueron todos a la plaza de la ciudad, y el joven comenzó a insultar al viejo maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió el rostro, le gritó todos los insultos que conocía -y que ofendían incluso a sus antepasados. Durante horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo permanecía impasible. Hacia el final de la tarde, sintiéndose exhausto
y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.

Molestos por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos preguntaron:

-¿Cómo pudo soportar tanta indignidad? Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podía perder la lucha, en vez de actuar como un cobarde delante de todos nosotros?

-Si alguien llega hasta tí con un presente, y tú no lo aceptas, ¿a quién le pertenece el presente? -preguntó el samurai.

-A quien trató de entregarlo -respondió uno de los discípulos.

-Es lo mismo con la envidia, la rabia, y los insultos -dijo el maestro. -Cuando no se los acepta, le continúan perteneciendo a quien los trae consigo.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Más hace el que quiere que el que puede


Yo me sentaba junto a ella, mi abuela de jabón almidonado, de eterno colorete en las mejillas y prolijo rodete rematando su cabeza. Me sentaba junto a ella y miraba sus manos yendo y viniendo con la aguja, el fino hilo imitando el tejido de la tela que después de remendada parecía otra vez nueva. Y así desaparecía el agujero de la media gastada, el siete de la pollerita enganchada en el alambre de un cerco, jugando a las escondidas. Y los botones volvían, como fortificados, a su lugar preciso, los ruedos se alargaban o se acortaban de acuerdo con mi crecimiento o con la moda del momento.

Mirando hacer a mi abuela, aprendí a hacer algunas cosas. Y viendo el empeño que ella ponía para hacerlas bien, me di cuenta de que hacer bien las cosas es una especie de orgullo, un ramito de alegría que le regalamos a nuestra capacidad.

“A mi no me sale” o “Yo no sirvo para hacer esto”, eran dos frases que a ella, a mamá Sara, le hacían fruncir el ceño. Y decir:

? Cuando uno pone empeño en hacer algo, le sale. Y todos servimos para hacer las cosas que hay que hacer en la vida… salvo las que están reservadas a los artistas y a los virtuosos, como las de la creación.

Por eso, Verónica, a mí me inspira enorme respeto la gente que hace las cosas bien: el zapatero que clava una suela que no vuelve a desclavarse, la cocinera que logra que sus tortas se eleven como una torrecita de dulce sabor, la maestra adorada por sus alumnos, el profesor que consigue meterte en la cabeza su explicación sobre un tema de la materia que enseña, la secretaria que consigue ese llamado que parece imposible, el jardinero que conversa con las plantas para que sean más bellas y mantiene el césped como un delicado colchón de esmeraldas vivas, el empleado que frente a la ventanilla de atención al público deja de lado su dolor y esgrime la amabilidad y la sonrisa como sus dos mejores armas de trabajo.

Y quiero que pertenezcas a esa legión de gente.

Si aprendiste a hablar cuando las palabras eran esas cosas difíciles que pronunciaban los grandes y tu boquita se encantaba con torpes balbuceos… si aprendiste a tenerte en pie cuando el equilibrio era para ti tan riesgoso como para el trapecista el cruzar el aire de una hamaca hacia otra, sin una red debajo… ahora no me puedes decir que “matemática no me entra, mamá” o que no puedes prestar atención en clase sin distraerte… o que no sabes cómo mantener el orden de tu placard o como contener una mala contestación.

Cuando tengo un montón de cosas que hacer, me hago una lista con ellas y pongo en primer lugar las que menos me gustan: mientras las hago no me distraigo, pongo atención y cuidado; tienen que salirme bien, porque si no me salen bien, debo repetirlas… ¡hacer dos veces algo que no me gusta! Es intolerable.

Por naturaleza soy un poco cómoda y un poco haragana: para trabajar, para cumplir con mis obligaciones, hago un permanente ejercicio de mi voluntad.

Y eso es, mi querida niña, lo que tu (cómoda y haragana como yo), tienes que hacer: ejercitar tu voluntad permanentemente.


Para que tu carácter tenga fuerza.


Para que tus acciones lleven el sello de tu carácter.

Goethe escribió que: “el talento se forma en la sociedad; el carácter en medio del torbellino del mundo”.

Y es una verdad de a puño.

Frente a la valla sabemos cuál es el impulso que necesitamos para dar el salto que la pase.

Frente al río, sabemos cuántas brazadas debemos dar para nadarlo si queremos cruzar al otro extremo.

El torbellino del mundo pone a la vista los escollos que tenemos que vencer para vivir. Y hacer las cosas bien es una de las maneras de saltar vallas, cruzar ríos, vencer escollos.

Un viejo refrán popular predica que “más hace el que quiere que el que puede”.

Y yo quiero que quieras, que tengas ganas, que hagas las cosas bien para que el mundo se vaya mejorando, para que, poco a poco, entre todos los jóvenes, vayan construyendo un mundo mucho mejor que este que los adultos les ofrecemos. Un mundo a tu gusto, con todo lo que quieres que el mundo tenga: amistad, sinceridad, cordialidad, paz, cariño, música, alegría… toda esa alegría que a los de mi generación nos enseñaron que era poco menos que un pecado… como si sólo en el sufrimiento y en la dura obligación estuviese cimentada la verdad de la existencia.

Por eso, mi querida Verónica, para que las cosas te salgan bien, tienes que poner, además de voluntad… alegría al hacerlas.

Cuando yo era chica, una mucama de la casa de mamá Sara cantaba mientras limpiaba las docenas de caireles de cristal de la araña del comedor con agua y vinagre.

? ¿Por qué cantas siempre que haces este trabajo? –le pregunté.

? Porque si no canto no quedan tan brillosos –me contestó.

Y ahora, con el correr de los años, llegué a comprender que ella tenía razón.

Usted es un imán viviente

Atraiga aquello que está en armonía con sus pensamientos dominantes - (Ley de la atracción)

Esta ley puede convertirse en buena o mala noticia, dependiendo de su actitud y pensamientos dominantes, ya que éstos son los que determinan qué atraerá usted a su vida.

Esta es una de las leyes que explica una gran parte del éxito y el fracaso en su vida personal y en sus negocios. Todo lo que tiene en su vida usted lo ha atraído por su manera de pensar. Sus amigos, su familia, sus relaciones, su trabajo, sus problemas y sus oportunidades han llegado a su vida por su modo habitual de pensar en cada una de esas áreas.

En el campo de la música hay un ejemplo claro de esta ley, conocido como el "principio de la resonancia simpática". Este principio dice que si se ponen dos pianos separados en una habitación grande y se golpea en uno de ellos la nota "DO", se puede ir rápidamente al otro piano y observar que en éste también está vibrando la nota "DO" con igual intensidad que la cuerda hermana del primer piano.

De igual manera, usted tiende a conocer y relacionarse con personas y situaciones que vibran en armonía con sus pensamientos y sentimientos predominantes. Si mira cada uno de los aspectos de su vida, tanto positivos como negativos, se dará cuenta que todo su mundo ha sido fabricado por usted y que cuanta más carga emocional ponga en un pensamiento, mayor será la intensidad de la vibración y más rápidamente atraerá hacia usted las personas y las situaciones que sean afines a dicho pensamiento.

Si hasta ahora usted siente que ha atraído a su vida cosas que no quisiera experimentar, lo único que debe hacer es examinar qué actitudes o pensamientos han atraído estas cosas para deshacerse de dichos pensamientos, ya que usted puede cambiar su vida, cambiando su forma de pensar.

Cuando desarrolla un deseo ardiente por el éxito financiero y piensa en eso todo el tiempo, usted genera un campo de fuerza de energía emocional que atrae a la gente, a las ideas y a las oportunidades a su vida, ayudándole a convertir sus objetivos en realidad.

Esta ley siempre está actuando a su alrededor. ¿No le ha sucedido alguna vez que está pensando en un amigo y el teléfono suena, con él al otro lado de la línea? ¿O que finalmente toma la decisión de hacer algo, e inmediatamente comienzan a llegarle las ideas y la ayuda para hacerlo realidad? Su mente es entonces como un imán que atrae limaduras de hierro.

Muchas personas nunca inician un camino porque desconocen cómo llegar a donde desean llegar. Sin embargo, la ley de la atracción nos dice que no es necesario saber todas las respuestas antes de comenzar. Siempre que tenga claro lo que quiere y las personas con las cuales le conviene asociarse, terminará atrayéndolas hacia su vida.

¿Se ha dado cuenta que la gente alegre y feliz parece siempre atraer a otra gente alegre y feliz y que la persona que posee conciencia de prosperidad parece siempre encontrar ideas y oportunidades para hacer dinero? ¿O que los vendedores optimistas y entusiastas atraen a los mejores clientes y logran los mejores negocios?

Así que mire su vida financiera actual y analice cómo armoniza con sus pensamientos. Quédese con todo el crédito por todas las cosas buenas en su vida. Esas están ahí porque usted las ha atraído hacia usted. Después, mire las que no le gusten y asuma toda la responsabilidad por ellas, también. Están ahí porque usted tiene ciertas fallas en su manera de pensar. Determine donde está la falta y tome decisiones sobre lo que va a hacer al respecto.

A tener en cuenta...

 La felicidad no es un accidente. Se puede aumentar si uno toma conciencia de lo que está haciendo y de lo que está dejando de hacer, y asume el compromiso de cambiar lo que no le gusta.

 Hay que intentar siempre hacer cosas nuevas. Las personas que viven en la rutina son 26% menos optimistas sobre su futuro cuando se les compara con quienes están constantemente haciendo pequeñas o grandes innovaciones en su vida.

 Disfrute las muchas cosas bellas que hay a su alrededor: un amanecer, una flor, una obra de arte, una pieza musical, una buena jugada en el fútbol, la sonrisa de un extraño, la ternura de un bebé ó el regreso a casa, son apenas unos pocos ejemplos de las muchas cosas maravillosas que a diario suceden y que no gozamos a plenitud.

 Nunca se jubile. Las personas activas sufren de depresión y otras enfermedades en menor proporción que los que poco o nada hacen. Mantener la mente y el cuerpo en acción es la mejor manera de conservar un espíritu joven.

 Exprese su propia personalidad. Haga lo que haga, después de los 40 años es necesario que lo haga con su propio estilo, con su propia voz, dejando siempre su huella personal en cada paso.

 Mantenga sus temores a raya. Imaginarse problemas futuros, preocuparse más de la cuenta, vivir asustado, es la mejor manera de amargarse la vida.

 Los días por venir pueden ser mejores que los días del pasado. Entre más credibilidad tenga este planteamiento, mayor es la probabilidad de que este deseo se materialice. Porque hay múltiples evidencias que demuestran que mucho de lo que nos sucede es producto de la actitud que tengamos frente a la vida.

 No se aísle, sea abierto, sea receptivo, involúcrese con mucha gente, interésese en sus vidas. Así descubrirá aficiones comunes, experiencias enriquecedoras y compañía en los momentos difíciles. Marginarse de la familia o de la sociedad es una forma de acelerar el envejecimiento del corazón.

 Hay que ver lo bueno, no sólo lo malo de las transiciones. Después de los 40 se presentan cambios duros de aceptar, pero en muchos casos esos cambios tienen un componente positivo -se abren puertas a nuevas posibilidades.

 Disfrute de la naturaleza. Salir al campo es muy saludable para el cuerpo, la mente, el espíritu y el corazón. Por esas cosas mágicas de la vida, la belleza de lo natural inspira, relaja y distrae.

 Reconozca que la vida en muchos frentes se descomplica. El 60% de la gente mayor de 50 años afirma que siente menos estrés, menos ansiedad y más aprecio por la vida que cuando tenían 10 ó 20 años menos.

 Haga trabajo voluntario. Ayudar a personas necesitadas no sólo es una noble causa, sino un gran remedio para tensiones propias.

 Nunca se rinda. Simplemente nunca se rinda.

 Comparta lo que sabe. Enseñarle a otra persona lo que se ha aprendido es una forma de contribuir a su mejor futuro. Y es una manera de aumentar la autoestima y la sensación de haber vivido una vida interesante.

 No se guarde sus problemas. Contar sus dificultades a amigos y familiares, sin convertirse en una carga, es una fórmula efectiva para aliviar presiones nocivas.

 Convierta su hogar en un paraíso. Haga todo lo posible porque su casa sea un sitio ideal. Esto le ayudará a aliviar más fácilmente las hostilidades del mundo externo.

 Perdone. Pensamos que perdonar es algo que hacemos a favor de quienes nos ofenden, pero en realidad el principal beneficiario del perdón es quien lo da, porque descarga su rabia y su dolor.

 Asegúrese de que sus alegrías sean más ruidosas y más frecuentes que sus irritaciones.

 Vaya más allá de los formalismos. A partir de cierta edad, para realmente aprovechar las relaciones interpersonales hay que olvidarse de los títulos, de las cuentas bancarias y de los apellidos ilustres, para concentrarse en la esencia de los seres humanos. Así es que se descubren las verdaderas joyas que son las que en realidad alegran la vida.

 Haga ejercicio. Practicar ejercicio al menos media hora diaria es fundamental para conservar no sólo la buena salud física sino también la mental.

 Tenga amigos, pero los de verdad, verdad.

 Conviértase en un niño. En lo posible, y sin exagerar, trate de mantener sanas actitudes infantiles: curiosidad, vitalidad, capacidad de reírse con facilidad, gusto por los juegos, sinceridad y un sentido de liviandad.

 Escuche música todo el día. La música produce espléndidos efectos positivos en todas las dimensiones del ser humano. Para trabajar, para leer, para cenar, para cantar, para estudiar, para soñar, etc., la música es una compañía perfecta.