jueves, 17 de marzo de 2011

¿ Miedo a pensar ?

Desde el perfeccionamiento de la imprenta, la información ha crecido  a pasos agigantados. De una época en la que sólo los más afortunados podían adquirir conocimiento, porque los libros manuscritos eran sumamente aristocratizados, pues el elevado costo de tenerlos mantenía a una clase siempre por encima de los demás, hemos llegado al tiempo en que la cantidad de saber que cada día explota a nuestro alrededor es tan alta, que lo que producimos en una semana podría tomarnos la vida entera para asimilarlo. Claro, esa es sólo una apreciación perceptual, no un dato estadístico.


El hecho real es que la Internet, junto con la abrumadora cantidad de libros que se publican cada año, nos ha puesto en una situación en la que es preciso tener un nivel de madurez capaz de utilizar la información que tenemos a la mano para desarrollarnos, es decir, para acrecentar nuestra calidad personal, para afianzarnos concienzudamente a los principios de la excelencia que rigen el desarrollo humano.



El problema de la ignorancia.

Pese a eso, a la disponibilidad de saberes, nuestra sociedad sigue una senda diferente de la que podría esperarse, porque aunque hay muchos teniendo éxito en la vida personal y profesional, la relación entre estos y los que podrían ser si aprovecháramos todas las herramientas que la tecnologización de la vida ha puesto a nuestro alcance, no tiene paralelo, ya que todavía existe una gran cantidad de población que, sea por omisión o porque se ven coaccionados, están constantemente limitados a aceptar sin más los conceptos generalizados, que no siempre son los más elevados para seguir.



Pero que los recursos se les quiten a las personas, aunque es un problema grave, sólo sirve para poner de relieve que el mayor desafío que enfrentamos en el mundo, es que los que tienen la facilidad de ampliar su contexto personal, lo vean como una mera opción entre tantas otras, como algo que pertenece al tiempo del ocio y no al del desafiante mundo de las competencias. La omisión, más que cualquier otra cosa, puede desbaratar las relaciones, los planes, el éxito (entendido como el hecho de trabajar constantemente en dirección de los sueños), y hasta las civilizaciones. Después de todo, quién que haya dejado de cumplir con su propósito en la vida perdurará como un benefactor de la humanidad.



La ignorancia, entonces, se vuelve un problema de temor, es decir, tenerle miedo a que el adquirir conocimiento (pensar), pueda trastornar nuestro cómodo estilo de vida, tan ajetreado con la modernidad, tan acelerado, que no nos permite tomarnos el tiempo de escoger un buen libro, o leer un buen artículo en la red, porque eso nos impulsaría inevitablemente al cambio; pues, de no cambiar, entonces nuestro interior se desgarraría entre el saber qué hacer y no hacerlo.



Bien lo dijo Bertrand Russel: “Los hombres temen al pensamiento más de lo que temen a cualquier otra cosa del mundo; más que la ruina, incluso más que la muerte. El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. El pensamiento es despiadado con los privilegios, las instituciones establecidas y las costumbres cómodas; el pensamiento es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría del pasado. Pero si el pensamiento ha de ser posesión de muchos, no el privilegio de unos cuantos, tenemos que habérnoslas con el miedo. Es el miedo el que detiene al hombre, miedo de que sus creencias entrañables no vayan a resultar ilusiones, miedo de que las instituciones con las que vive no vayan a resultar dañinas, miedo de que ellos mismos no vayan a resultar menos dignos de respeto de lo que habían supuesto”.



El desafío de pensar.

 Pero vivimos en la era de la información y las redes sociales, así que tenemos un desafío mayor que el de cualquier otra generación que nos haya precedido. Si hemos de ser hombres y mujeres de excelencia, si vamos a vivir a la altura de los principios que rigen la calidad de vida, la salud y el desarrollo, debemos pensar, sobre lo que vemos, leemos, oímos, etc., sin permitir que la información nos ahogue sin más, pues en última instancia somos nosotros los que elegimos. Y al escoger, mediante la reflexión concienzuda y la práctica de la lectura, iremos encontrando nuestro propio camino, ese que funde sueños, habilidades y contextos, y que al final hará la diferencia entre haber pasado por la vida, sin hacer nada memorable, o haber vivido, siempre en busca de la excelencia personal, familiar y social, según hayamos descubierto nuestra propia vocación.



Pensar no es un acto inconsciente, al menos pensar en nuestro propio desarrollo no lo es. Pensar es establecer altos estándares para mí, como individuo, y luego vivirlos de tal manera que a mi alrededor, otros se vean influido, no a hacer lo que yo hago, sino a elevarse de la trampa de la mediocridad y disfrutar de la vida al máximo, en busca de los siempre adelantados ideales.

El secreto de ser feliz

A ti te enseñaré el secreto de ser feliz". Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son mi mente y mi corazón, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.


El primer paso, es saber que existe la presencia de Dios en todas las cosas de la vida y por lo tanto, debes AMARLO y darle GRACIAS por todas las cosas que tienes.


El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: YO SOY IMPORTANTE, YO VALGO, YO SOY CAPAZ, SOY INTELIGENTE, SOY CARIÑOSO, ESPERO MUCHO DE MI, NO HAY OBSTÁCULO QUE NO PUEDA VENCER. Este paso se llama autoestima alta.


El tercer paso, es que debes poner en practica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, ACTÚA INTELIGENTEMENTE; si piensas que eres capaz, HAZ LO QUE TE PROPONES; si piensas que eres cariñoso, EXPRESA TU CARIÑO; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas, este paso se llama motivación.


El cuarto paso, es que NO DEBES ENVIDIAR a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra las tuyas.


El quinto paso, es que NO DEBES ALBERGAR EN TU CORAZO RENCOR HACIA NADIE; ese sentimiento no te dejara ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia y tu PERDONA Y OLVIDA.


El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitaran algo de más valor.


El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.


Y por ultimo, levántate siempre con una SONRISA en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto de para ser triunfador y que de esta manera, PUEDAN SER FELICES. APLICA ESTOS PASOS Y VERAS... QUE FÁCIL ¡¡¡¡¡¡ES SER FELIZ!!!!!!!

miércoles, 16 de marzo de 2011

El valor de ser lo que eres

¿Cuántas veces has escuchado decir: "Sigamos las reglas. Es mejor no arriesgarse."? ¿Cuántos padres han predicado a sus hijos la importancia de no hacerse notar, de no sobresalir, de no diferenciarse del montón? ¿Qué habrán opinado esos hijos cuando, luego de aplicar esos sabios consejos, los resultados han sido lo contrario de lo esperado? Seguramente que, en ese momento, no habrán estado de acuerdo con la idea de que si uno hace siempre lo correcto, lo que se espera de uno, nunca tendrá nada de que arrepentirse.

Lamentablemente, la vida no es tan fácil como para que una regla o un conjunto de reglas te pueda asegurar que todo irá bien en tu vida y que nunca tendrás que lamentarte de algo que hiciste. Puedes equivocarte tanto siguiendo las reglas como dejando de hacerlo. ¿Qué quiere decir seguir las reglas? Significa hacer lo que los demás esperan que hagas. Los demás pueden ser tus padres, tus amigos, tus maestros, cualquier persona que tenga algo que opinar sobre lo que haces o dejas de hacer. La sociedad, en general, espera de ti un determinado comportamiento, ya que eso precisamente significa vivir en sociedad: atenerse a un conjunto de reglas, las de la sociedad en que vivimos.

Existen personas que se limitan a vivir según lo que la sociedad espera de ellas; existen otras que solamente obedecen a su voluntad y no les interesa lo que puedan pensar los otros. Entre ambos extremos se encuentra la posición más adecuada para la mayoría de nosotros. Si queremos extraer más felicidad de la vida, tenemos que tener en cuenta nuestros propios deseos y necesidades, no solamente los de los demás. Por otro lado, solamente contadas personas pueden soportar enfrentarse a la sociedad y sacar algún beneficio de ello.

El hombre es un animal gregario, no está destinado a vivir en soledad. Cuando eras aún un bebé, no tenías conciencia de la separación entre tú y el resto del mundo. Luego, poco a poco, comenzaste a darte cuenta de que tu madre no formaba parte de ti y que no podías lograr siempre que hiciera lo que tú querías. En ese momento fue cuando comenzó la oposición entre tu individualidad y la sociedad, representada por tu madre o quien sea que se ocupara de ti. Durante todo tu crecimiento biológico se fue llevando a cabo un proceso de socialización, en el cual tu individualidad libró una batalla contra las expectativas de aquellos que te rodeaban.

Del resultado de esa batalla solamente tú puedes opinar, decir si fue bueno o malo. Existen personas que son felices sin necesidad de decidir por su cuenta, haciendo en todo momento lo que los otros les dicen que hagan. Comentarios como "Los chicos buenos hacen esto" o "Las chicas decentes no hacen tal otro", van guiando los pasos del joven en desarrollo y lo van llevando por el camino que sus padres y educadores han trazado para él.

Llegado el momento de elegir una carrera o un oficio, muchos son los que, por falta de una vocación definida, terminan eligiendo lo que los otros les dicen que es lo más conveniente. Lo mismo ocurre a la hora de elegir pareja y en otros momentos menos trascendentes de la vida. Si esto para ti ha funcionado bien, es decir, te ha conducido a una vida todo lo feliz que es razonable esperar, no hay razón para que cambies la manera en que te has venido manejando.

Si, en cambio, opinas que la vida no te ha dado toda la felicidad de la que serías merecedor, sería conveniente que revises las decisiones que has tomado y en qué medida lo que los otros esperaban de ti ha influido en el rumbo que has tomado. Muchas veces la buena voluntad de los que nos aconsejan no es suficiente para lograr nuestra felicidad. Una exploración profunda de tus verdaderas necesidades puede ser indispensable para saber cuál es el camino que te conviene seguir.

El conocimiento de qué es lo que realmente deseas puede ser necesario para que tu vida sea más feliz de lo que es ahora, pero no es lo único que te hará falta. Además debes tener el valor para enfrentarte con lo que lo que los otros puedan pensar que es más conveniente para ti. Cuando de niño no se ha tenido el apoyo de unos padres que le hayan alentado a uno a tomar sus propias decisiones, el proceso puede ser bastante doloroso.

Cada vez que se tiene que tomar una decisión, y sobre todo cuando es una importante, el miedo a equivocarse hace presa de la persona. ¿Y qué pasa si elegimos la opción incorrecta? Esto es lo que todos nos preguntamos en el momento de tener que elegir. La verdad es que, en la mayoría de las decisiones que hacen a nuestra vida, nadie nos puede asegurar que nunca nos hemos de equivocar. Ello es así sencillamente porque son muchos los factores que entran en juego y nunca se puede tener seguridad sobre todos ellos.

La libertad de poder elegir tiene el precio de que podemos equivocarnos, pero esto no debe impedirnos decidir por nuestra cuenta habiendo hecho primero un cuidadoso estudio de todos los factores involucrados. No debes temer a equivocarte y no debes sentirte culpable si luego resulta que no elegiste la mejor opción, suponiendo siempre que lo hayas hecho a conciencia y después de haber pensado suficientemente lo que ibas a hacer.

¿Que clase de ser humano soy?

¿Menuda pregunta verdad?

- La del vaso, que retiene y que no da nada.

- La del canal, que da y no retiene.

- La de la fuente, que crea, retiene y da.


Y entonces comprendí que, hay seres humanos-vaso, cuya única ocupación es almacenar virtudes, ciencia y sabiduría, objetos y dinero. Son aquellos que creen saber todo lo que hay que saber; tener todo lo que hay que tener, y consideran su tarea terminada cuando han concluido su almacenamiento.

No pueden compartir su alegría, ni poner al servicio de los demás sus talentos, ni siquiera repartir sabiduría. Son extraordinariamente estériles; servidores de su egoísmo; carceleros de su propio potencial humano.

Por otro lado existen los seres humanos-canal, son aquellas que se pasan la vida haciendo y haciendo cosas. Su lema es: "producir, producir y producir". No están felices si no realizan muchas muchísimas actividades y todas de prisa, sin perder un minuto. Creen estar al servicio de los demás, fruto de su neurosis productiva, cuando en realidad su accionar es el único modo que tienen de calmar sus carencias; dan, dan y dan; pero no retienen. Siguen dando y se sienten vacíos.

Pero también podemos encontrar seres humanos- fuente, que son verdaderos manantiales de vida. Capaces de dar sin vaciarse, de regar sin decrecer, de ofrecer su agua sin quedarse secos. Son aquellos que nos salpican "gotitas" de amor, confianza y optimismo, iluminando con su reflejo nuestra propia vida.

Es bueno saber


Es bueno saber cuántas cosas buenas nos proponemos y deseamos, pero desafortunadamente, muy pocas nos esforzamos a alcanzar.
Es bueno saber que hay hombres de ciencia, pero es mejor que seamos hombres y mujeres de conciencia.
Es bueno saber lo que tenemos que hacer, pero es mejor hacer lo que debemos hacer.
Es bueno hacer planes y fijarse un propósito, pero es mejor llevarlos acabo.
Es bueno desear el éxito, pero es mejor realizar las cosas necesarias para lograrlo.
Es bueno hacer promesas, pero es mejor cumplirlas.
Es bueno tener dignidad, pero es mejor no pisar la de otros.
Es bueno tenerlo todo, pero es mejor compartir con el que no tiene nada.
Es bueno saberse amado y comprendido,  pero es mejor amar y comprender.
Es bueno procurar no fracasar,  pero es mejor ayudar al fracasado.
Es bueno buscar la verdad, pero es mejor hablar siempre con ella.

En la selva vivían tres leones


Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión: -Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero para una gran duda en la selva: existen tres leones y los tres son muy fuertes.
¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia?
¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?
Los leones supieron de la reunión y comentaron entre si: -Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos...
Necesitamos saber cual será el elegido, pero, ¿Cómo descubrirlo?.
Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres leones la decisión tomada: -Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a escalar la Montaña Difícil,

El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey. La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva.
El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar.
El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.
El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados. ¿Cómo elegirían un rey?
En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra: -¡Yo sé quien debe ser el rey!
Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.
-¿Cómo?, preguntaron todos.
-Es simple... dijo el águila.
Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.
El primer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El segundo león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido, por ahora!
Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, su persona es más grande que su problema: él es el rey de si mismo, y está preparado para ser rey de los demás.
Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los Animales.
Moraleja: No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o situaciones que tengas. Tus problemas, por lo menos la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tú. Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus problemas juntos. Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia.
La Montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado.
¡Tu todavía estas Creciendo!

Fracaso


       FRACASO NO SIGNIFICA QUE SOMOS UNOS FRACASADOS
-        Significa que todavía no hemos tenido un buen éxito
       FRACASO NO SIGNIFICA QUE NO HEMOS LOGRADO NADA
-        Significa a que hemos aprendido algo
      FRACASO NO SIGNIFICA QUE HEMOS ACTUADO COMO NECIOS
-        Significa que hemos tenido mucha fe
      FRACASO NO SIGNIFICA QUE HEMOS SUFRIDO DESCREDITO
-        Significa que estuvimos dispuestos a probar
      FRACASO NO SIGNIFICA FALTA DE CAPACIDAD
-        Significa que debemos hacer las cosas de distinta manera
       FRACASO NO SIGNIFICA QUE SOMOS INFERIORES
-        Significa que no somos perfectos.
       FRACASO NO SIGNIFICA QUE HEMOS PERDIDO NUESTRA VIDA.
-        Significa que tenemos buenas razones para empezar de nuevo.
       FRACASO NO SIGNFICA QUE DEBEMOS ECHARNOS PARA ATRÁS.
-        Significa que tenemos que luchar con mayor fuerza
       FRACASO NO SIGNIFICA QUE JAMAS LOGRAREMOS NUETRAS METAS.
-        Significa que tardaremos un poco más en alcanzarlas.
       FRACASO NO SIGNIFICA QUE DIOS NOS HA ABANDONADO.
-        ¡Significa que DIOS tiene una idea mejor!
Anónimo