Cuando éramos niños mi primo y yo , estábamos cierta vez en casa de la abuela.
Mi primito entró corriendo y se estrelló de frente en la mesa del comedor, cayó sentado en el piso llorando.
Se había dado un golpe fuerte y poco después un bultito del tamaño de una ciruela le apareció en la frente.
Mi tía que estaba en una de las habitaciones corrió a abrazarlo y mientras me pedía que trajera hielo le decía a mi primo: Pobrecito! mala la mesa que te pegó, chas! chas! a la mesa..., mientras le daba palmadas al mueble, invitando a mi pobre primo a que la imitara.... yo pensaba:
¿....? ¿Cuál es la enseñanza? ¿La responsabilidad no es tuya que fuiste descuidado o torpe?
Que eres un niño y que no miras por dónde caminas; ¿la culpa es de la mesa?
¿La mesa es mala?
Yo intentaba entender más o menos sorprendido el mensaje oculto de la mala
intencionalidad de los objetos.
Y mi tía insistía para que mi primo le pegara a la mesa....
Me parece gracioso como símbolo, pero como aprendizaje me parece siniestro:
Tú nunca eres responsable de lo que hiciste, la culpa siempre la tiene el otro, la culpa es de afuera, tuya no, es el otro el que tiene que quitarse de tu camino para que no te golpees....
Tuve que recorrer un largo trecho para apartarme de los mensajes de las tías del mundo.
Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daña.
Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen daño.
Es mi responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa.
Tengo que darme cuenta de la influencia que tiene cada cosa que hago.
Para que las cosas que me pasan, me pasen, yo tengo que hacer lo que hago.
Y no digo que puedo manejar todo lo que me pasa, sino que soy responsable
de lo que me pasa porque en algo, aunque sea pequeño, he colaborado para que suceda.
Yo no puedo controlar la actitud de todos a mi alrededor, pero puedo
controlar la mía.
Puedo actuar libremente con lo que hago.
Tendré que decidir qué hago con mis limitaciones, con mis miserias, con mis ignorancias, con todo lo que sé y aprendí, con todo eso, tendré qué decidir
cuál es la mejor manera de actuar.
Y tendré que actuar de esa mejor manera. Tendré que conocerme más para saber cuáles son mis recursos. Tendré que quererme tanto como para privilegiarme y saber que esta es mi decisión.
Y tendré, entonces, algo que viene con la autonomía y que es la otra cara
de la libertad: el Coraje.
Tendré el coraje de actuar como mi conciencia me dicta y de pagar el precio.
Tendré que ser libre aunque a otros les disguste.
Jorge Bucay
Comparto estos documentos recopilados de una gran lista, que pueden ayudarnos y sernos útiles, quiero agradecer a Daniel Rincon Prada, Graciela Aguilar, Graciela E. Prepelitchi,Mónica Uribe López, Romeo Rios, Carmen Rupérez Pérez y mucha gente que ha estado en la sombra alimentando nuevacreative con un gran aporte de historias valiosas e interesantes que nos permiten reflexionar, evolucionar y mejorar cada día un poco más.
viernes, 17 de agosto de 2012
APRENDE A SER FELIZ
Los humanos no nacemos felices ni infelices, sino que aprendemos a ser una cosa u otra y que, en una gran parte, depende de nuestra elección el que nos llegue la felicidad o la desgracia. No es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se encuentra por la calle una moneda o que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.
La felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay raciones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera. No hay recetas para la felicidad porque no hay sólo una, sino muchas felicidades, y que cada hombre o mujer debe construir la suya... No obstante, sí hay una serie de caminos por los que se puede caminar hacia ella:
1) Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma. Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos. Sacar jugo al gozo de que nuestras manos se muevan sin que sea preciso para este descubrimiento las manos muertas de un paralítico.
2) Asumir después serenamente las partes negativas de nuestra existencia. No encerrarnos masoquísticamente en nuestros dolores. No magnificar las pequeñas cosas que nos faltan. No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que probablemente nunca nos llegarán.
3) Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la vida que pasarnos la vida desconfiando de los demás. Tratar de comprenderles y de aceptarles tal y como son, distintos a nosotros. Pero buscar también en todos más lo que nos une que lo que nos separa. Ceder siempre que no se trate de valores esenciales con nuestro egoísmo.
4) Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías. Caminar hacia él incesantemente, aunque sea con algunos retrocesos. Aspirar siempre a más, pero no a demasiado más. Dar cada día un paso. No confiar en los golpes de la fortuna.
5) Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga -y a veces muy a la larga- terminará siempre por imponerse. No angustiarse si otros avanzan aparentemente más deprisa por caminos torcidos. Creer en la también lenta eficacia del amor. Saber esperar.
6) En el amor, preocuparse más por amar que por ser amados. Estar siempre dispuestos a revisar nuestras propias ideas, pero no cambiar fácilmente de ellas.
7) Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y, si esto es imposible, tratar de amar el trabajo que tenemos, encontrando en él sus aspectos positivos.
8) Revisar constantemente nuestra escala de valores. Cuidar de que el dinero no se apodere de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de él cuando nos ha hecho sus esclavos.
9) Descubrir que Dios es alegre, que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera, porque Dios o es el Dios de la vida o es un ídolo.
10) Procura sonreír con ganas o sin ellas. Estar seguros de que el hombre es capaz de superar muchos dolores, muchos más de lo que él mismo sospecha.
La felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay raciones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera. No hay recetas para la felicidad porque no hay sólo una, sino muchas felicidades, y que cada hombre o mujer debe construir la suya... No obstante, sí hay una serie de caminos por los que se puede caminar hacia ella:
1) Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma. Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos. Sacar jugo al gozo de que nuestras manos se muevan sin que sea preciso para este descubrimiento las manos muertas de un paralítico.
2) Asumir después serenamente las partes negativas de nuestra existencia. No encerrarnos masoquísticamente en nuestros dolores. No magnificar las pequeñas cosas que nos faltan. No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que probablemente nunca nos llegarán.
3) Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la vida que pasarnos la vida desconfiando de los demás. Tratar de comprenderles y de aceptarles tal y como son, distintos a nosotros. Pero buscar también en todos más lo que nos une que lo que nos separa. Ceder siempre que no se trate de valores esenciales con nuestro egoísmo.
4) Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías. Caminar hacia él incesantemente, aunque sea con algunos retrocesos. Aspirar siempre a más, pero no a demasiado más. Dar cada día un paso. No confiar en los golpes de la fortuna.
5) Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga -y a veces muy a la larga- terminará siempre por imponerse. No angustiarse si otros avanzan aparentemente más deprisa por caminos torcidos. Creer en la también lenta eficacia del amor. Saber esperar.
6) En el amor, preocuparse más por amar que por ser amados. Estar siempre dispuestos a revisar nuestras propias ideas, pero no cambiar fácilmente de ellas.
7) Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y, si esto es imposible, tratar de amar el trabajo que tenemos, encontrando en él sus aspectos positivos.
8) Revisar constantemente nuestra escala de valores. Cuidar de que el dinero no se apodere de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de él cuando nos ha hecho sus esclavos.
9) Descubrir que Dios es alegre, que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera, porque Dios o es el Dios de la vida o es un ídolo.
10) Procura sonreír con ganas o sin ellas. Estar seguros de que el hombre es capaz de superar muchos dolores, muchos más de lo que él mismo sospecha.
Ansiedad y estrés
El Instituto Francés de la Ansiedad y el Stress, en París, definió veinte reglas de vida que dicen los expertos que, si uno consigue asimilar diez, con seguridad aprenderá a vivir con calidad interna:
1) HAGA UNA PAUSA mínima de 5 a 10 minutos por cada 2 horas de trabajo, a lo máximo. Repita estas pausas en su vida diaria y piense en usted, analizando sus actitudes.
2) APRENDA A DECIR NO, sin sentirse culpable, o creer que lastima a alguien. Querer agradar a todos es un desgaste enorme.
3) PLANEE SU DIA, pero deje siempre un buen espacio para cualquier imprevisto, consciente de que no todo depende de usted.
4) CONCÉNTRESE en apenas UNA TAREA A LA VEZ. Por mas ágil que sean sus cuadros mentales, usted se cansa.
5) OLVÍDESE de una vez por todas de que usted es indispensable en su trabajo, su casa o su grupo habitual. Por más que eso le desagrade, todo camina sin su actuación, salvo usted mismo.
6) DEJE DE SENTIRSE RESPONSABLE por el placer de los otros. Usted no es fuente de los deseos, ni el eterno maestro de ceremonia.
7) PIDA AYUDA siempre que sea necesario, teniendo el buen sentido de pedírsela a las personas correctas.
8) SEPARE LOS PROBLEMAS reales de los imaginarios y elimínelos, porque son pérdida de tiempo y ocupan un espacio mental precioso para cosas más importantes.
9) INTENTE DESCUBRIR EL PLACER de cosas cotidianas como dormir, comer y pasear, sin creer que es lo máximo que puede conseguir en la vida.
10) EVITE envolverse en ansiedades y tensiones ajenas, en lo que se refiere a ansiedad y tensión. Espere un poco y después retorne al diálogo y a la acción.
11) SU FAMILIA NO ES USTED, está junto a usted, compone su mundo, pero no es su propia identidad.
12) COMPRENDA qué principios y convicciones inflexibles pueden ser un gran peso que eviten el movimiento y la búsqueda.
13) ES NECESARIO tener siempre a alguien a quien le pueda confiar y hablar abiertamente. No sirve de nada si está lejos.
14) CONOZCA la hora acertada de salir de una cena, levantarse del palco y dejar una reunión. Nunca pierda el sentido de la importancia sutil de salir a la hora correcta.
15) NO QUIERA SABER si hablaron mal de usted, ni se atormente con esa basura mental. Escuche lo que hablaron bien de usted, con reserva analítica, sin creérselo todo.
16) COMPETIR en momentos de diversión, trabajo y vida en pareja, es ideal para quien quiere quedar cansado o perder la mejor parte.
17) La RIGIDEZ es buena en las piedras pero no lo es en los seres humanos.
18) UNA HORA DE INMENSO PLACER sustituye, con tranquilidad, tres horas de sueño perdido. El placer recompensa más que el sueño. Por eso, no pierda una buena oportunidad de divertirse.
19) NO ABANDONE sus tres grandes e invaluables amigas. Intuición, Inocencia y Fe.
20) ENTIENDA de una vez por todas, definitivamente y en conclusión que USTED ES LO QUE USTED HAGA DE USTED MISMO.
1) HAGA UNA PAUSA mínima de 5 a 10 minutos por cada 2 horas de trabajo, a lo máximo. Repita estas pausas en su vida diaria y piense en usted, analizando sus actitudes.
2) APRENDA A DECIR NO, sin sentirse culpable, o creer que lastima a alguien. Querer agradar a todos es un desgaste enorme.
3) PLANEE SU DIA, pero deje siempre un buen espacio para cualquier imprevisto, consciente de que no todo depende de usted.
4) CONCÉNTRESE en apenas UNA TAREA A LA VEZ. Por mas ágil que sean sus cuadros mentales, usted se cansa.
5) OLVÍDESE de una vez por todas de que usted es indispensable en su trabajo, su casa o su grupo habitual. Por más que eso le desagrade, todo camina sin su actuación, salvo usted mismo.
6) DEJE DE SENTIRSE RESPONSABLE por el placer de los otros. Usted no es fuente de los deseos, ni el eterno maestro de ceremonia.
7) PIDA AYUDA siempre que sea necesario, teniendo el buen sentido de pedírsela a las personas correctas.
8) SEPARE LOS PROBLEMAS reales de los imaginarios y elimínelos, porque son pérdida de tiempo y ocupan un espacio mental precioso para cosas más importantes.
9) INTENTE DESCUBRIR EL PLACER de cosas cotidianas como dormir, comer y pasear, sin creer que es lo máximo que puede conseguir en la vida.
10) EVITE envolverse en ansiedades y tensiones ajenas, en lo que se refiere a ansiedad y tensión. Espere un poco y después retorne al diálogo y a la acción.
11) SU FAMILIA NO ES USTED, está junto a usted, compone su mundo, pero no es su propia identidad.
12) COMPRENDA qué principios y convicciones inflexibles pueden ser un gran peso que eviten el movimiento y la búsqueda.
13) ES NECESARIO tener siempre a alguien a quien le pueda confiar y hablar abiertamente. No sirve de nada si está lejos.
14) CONOZCA la hora acertada de salir de una cena, levantarse del palco y dejar una reunión. Nunca pierda el sentido de la importancia sutil de salir a la hora correcta.
15) NO QUIERA SABER si hablaron mal de usted, ni se atormente con esa basura mental. Escuche lo que hablaron bien de usted, con reserva analítica, sin creérselo todo.
16) COMPETIR en momentos de diversión, trabajo y vida en pareja, es ideal para quien quiere quedar cansado o perder la mejor parte.
17) La RIGIDEZ es buena en las piedras pero no lo es en los seres humanos.
18) UNA HORA DE INMENSO PLACER sustituye, con tranquilidad, tres horas de sueño perdido. El placer recompensa más que el sueño. Por eso, no pierda una buena oportunidad de divertirse.
19) NO ABANDONE sus tres grandes e invaluables amigas. Intuición, Inocencia y Fe.
20) ENTIENDA de una vez por todas, definitivamente y en conclusión que USTED ES LO QUE USTED HAGA DE USTED MISMO.
Alumbrando a otros
Hace cientos de años, había un hombre en una ciudad de Oriente. Un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.
Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo entonces, le dice: ¿Qué haces, Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves…
Entonces, el ciego le responde: Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… No sólo es importante la luz que me sirve a mí sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella. ¿No sabes que alumbrando a otros, también me beneficio yo, pues evito que me lastimen otros que no podrían verme en la oscuridad? Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
MORALEJA: Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil. Muchas veces en vez de alumbrar, oscurecemos mucho más el camino de los demás. ¿Cómo? A través el desaliento, la crítica, el egoísmo el desamor, el odio, el resentimiento…¡Qué hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás, sin fijarnos si lo necesitan o no! Llevar luz y no oscuridad. Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con
mayor intensidad.
Todos pasamos por situaciones difíciles a veces. Todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas, todos sufrimos en algunos momentos y lloramos en otros. Pero no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en nosotros. No debemos exclamar como es costumbre: «La vida es así» llenos de rencor y de odio. No debemos… Al contrario, ayudemos a los demás sembrando esperanza en ese corazón herido. Nuestro dolor es y fue importante, pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si ayudamos a otro a sobrellevar la Luz, demos luz. Tenemos en el alma el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer. Está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser Luz y no permitir que los demás vivan en las tinieblas.
Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo entonces, le dice: ¿Qué haces, Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves…
Entonces, el ciego le responde: Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… No sólo es importante la luz que me sirve a mí sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella. ¿No sabes que alumbrando a otros, también me beneficio yo, pues evito que me lastimen otros que no podrían verme en la oscuridad? Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
MORALEJA: Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil. Muchas veces en vez de alumbrar, oscurecemos mucho más el camino de los demás. ¿Cómo? A través el desaliento, la crítica, el egoísmo el desamor, el odio, el resentimiento…¡Qué hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás, sin fijarnos si lo necesitan o no! Llevar luz y no oscuridad. Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con
mayor intensidad.
Todos pasamos por situaciones difíciles a veces. Todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas, todos sufrimos en algunos momentos y lloramos en otros. Pero no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en nosotros. No debemos exclamar como es costumbre: «La vida es así» llenos de rencor y de odio. No debemos… Al contrario, ayudemos a los demás sembrando esperanza en ese corazón herido. Nuestro dolor es y fue importante, pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si ayudamos a otro a sobrellevar la Luz, demos luz. Tenemos en el alma el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer. Está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser Luz y no permitir que los demás vivan en las tinieblas.
Acuerdos & Integridad
Nosotros realizamos acuerdos todos los días. Algunos parecen pequeños e insignificantes: convenir una hora para encontrarse, prometer ejecutar un mandado, etc... Otros, se perciben como más grandes y más importantes:
sellar un contrato, firmar para un crédito, etc... Pero todos ellos son importantes. Porque ésta es la manera en que la confianza se gana. La reputación de una persona se construye sobre su habilidad para hacer y mantener acuerdos.
Los siguientes siete puntos le ayudarán a ser una persona con la que se puede contar:
1. Tome todos los acuerdos en serio: cuando usted acuerda hacer algo, hágalo. Y hágalo cuando usted dijo que lo haría y de la manera en que usted acordó hacerlo. Cuando usted acuerda encontrarse con alguien, asegúrese de estar allí y a tiempo. Los acuerdos con usted mismo también cuentan. Si se prometió hacer gimnasia hoy, mantenga su promesa. Desarrolle el hábito de mantener sus acuerdos.
2. Sea cuidadoso con lo que acuerda: no dé su palabra a la ligera.
Muchas personas encuentran más fácil decir sí que no. Pero es mucho mejor mantener cierta reserva con lo que aceptamos hacer, ya que de lo contrario podríamos estar sobre-comprometidos y así, ser incapaces de realizar lo que dijimos.
3. Registre sus acuerdos: en el transcurso de la semana podemos hacer docenas de acuerdos. Debemos tener alguna manera de registrar estas promesas (un sistema de seguimiento propio) por escrito. Anótelas. Usted puede tener grandes intenciones, pero si se olvida de hacer lo que acordó hacer, el resultado será el mismo que si eligiera romper el acuerdo.
4. Asegúrese de que sus acuerdos estén claros: con un acuerdo escrito usted tiene algo. Con un acuerdo verbal no tiene más que aire.
Siempre es mejor tener un acuerdo por escrito, aunque sea simplemente una carta o nota de entendimiento. Es mucho más fácil después dirimir cualquier confusión, si estaba escrito. Así nadie tiene que confiar en su memoria.
5. Tenga cuidado con quién hace acuerdos: hay un viejo adagio que dice algo así: "Estáfeme una vez y la vergüenza será suya; estáfeme dos veces y será mía". Si hace acuerdos con personas, cuya historia demuestra que no mantienen acuerdos, usted está preparando el camino para la desilusión.
6. Renegocie cuando no pueda mantener un acuerdo: cuando no sea capaz de completar un acuerdo, siempre vaya con la otra parte -o partes- y renegocie. Puede ser incómodo, pero mantendrá su integridad y tendrá mucha más "clase" que ignorar o no solucionar el problema.
7. Condúzcase por acuerdos: en lugar de decirle simplemente a alguien que haga algo, pregúntele si aceptaría hacerlo de esa manera y por un cierto tiempo. Si pedimos a alguien hacer algo, seguramente lo hará porque le dijeron que lo hiciera, pero si le preguntamos y obtenemos su acuerdo, tendremos más chances de que sea realizado. Usando este método, usted averiguará también si su pedido fue claramente comprendido.
Prestando mucha atención a los acuerdos que hacemos, registrándolos y desarrollando el hábito de mantenerlos, nos volvemos personas íntegras. Su vida (y las de aquellos a su alrededor) funcionará mejor cuando los acuerdos sean cuidadosamente realizados y diligentemente mantenidos. Tenga algo por
seguro: la calidad de su vida está en directa relación con la calidad de sus acuerdos.
sellar un contrato, firmar para un crédito, etc... Pero todos ellos son importantes. Porque ésta es la manera en que la confianza se gana. La reputación de una persona se construye sobre su habilidad para hacer y mantener acuerdos.
Los siguientes siete puntos le ayudarán a ser una persona con la que se puede contar:
1. Tome todos los acuerdos en serio: cuando usted acuerda hacer algo, hágalo. Y hágalo cuando usted dijo que lo haría y de la manera en que usted acordó hacerlo. Cuando usted acuerda encontrarse con alguien, asegúrese de estar allí y a tiempo. Los acuerdos con usted mismo también cuentan. Si se prometió hacer gimnasia hoy, mantenga su promesa. Desarrolle el hábito de mantener sus acuerdos.
2. Sea cuidadoso con lo que acuerda: no dé su palabra a la ligera.
Muchas personas encuentran más fácil decir sí que no. Pero es mucho mejor mantener cierta reserva con lo que aceptamos hacer, ya que de lo contrario podríamos estar sobre-comprometidos y así, ser incapaces de realizar lo que dijimos.
3. Registre sus acuerdos: en el transcurso de la semana podemos hacer docenas de acuerdos. Debemos tener alguna manera de registrar estas promesas (un sistema de seguimiento propio) por escrito. Anótelas. Usted puede tener grandes intenciones, pero si se olvida de hacer lo que acordó hacer, el resultado será el mismo que si eligiera romper el acuerdo.
4. Asegúrese de que sus acuerdos estén claros: con un acuerdo escrito usted tiene algo. Con un acuerdo verbal no tiene más que aire.
Siempre es mejor tener un acuerdo por escrito, aunque sea simplemente una carta o nota de entendimiento. Es mucho más fácil después dirimir cualquier confusión, si estaba escrito. Así nadie tiene que confiar en su memoria.
5. Tenga cuidado con quién hace acuerdos: hay un viejo adagio que dice algo así: "Estáfeme una vez y la vergüenza será suya; estáfeme dos veces y será mía". Si hace acuerdos con personas, cuya historia demuestra que no mantienen acuerdos, usted está preparando el camino para la desilusión.
6. Renegocie cuando no pueda mantener un acuerdo: cuando no sea capaz de completar un acuerdo, siempre vaya con la otra parte -o partes- y renegocie. Puede ser incómodo, pero mantendrá su integridad y tendrá mucha más "clase" que ignorar o no solucionar el problema.
7. Condúzcase por acuerdos: en lugar de decirle simplemente a alguien que haga algo, pregúntele si aceptaría hacerlo de esa manera y por un cierto tiempo. Si pedimos a alguien hacer algo, seguramente lo hará porque le dijeron que lo hiciera, pero si le preguntamos y obtenemos su acuerdo, tendremos más chances de que sea realizado. Usando este método, usted averiguará también si su pedido fue claramente comprendido.
Prestando mucha atención a los acuerdos que hacemos, registrándolos y desarrollando el hábito de mantenerlos, nos volvemos personas íntegras. Su vida (y las de aquellos a su alrededor) funcionará mejor cuando los acuerdos sean cuidadosamente realizados y diligentemente mantenidos. Tenga algo por
seguro: la calidad de su vida está en directa relación con la calidad de sus acuerdos.
Actitud
Una mujer muy sabia se despertó un mañana se miro al espejo.
Y noto que tenía solamente tres cabellos en su cabeza.
'Hmmm' pensó' Creo que hoy me voy a hacer una trenza'.
Así lo hizo y paso un día maravilloso.
El siguiente día se despertó se miro al espejo
Y vio que tenía solamente dos cabellos en su cabeza.
'H-M-M' dijo' Creo que hoy me peinare de raya en medio'
Así lo hizo y paso un día grandioso.
El siguiente día cuando despertó, se miro al espejo y noto
que solamente le quedaba un cabello en su cabeza.
'Bueno' ella dijo' ahora me
voy a hacer una cola de caballo.'
Así lo hizo y tuvo un día muy muy divertido.
A la mañana siguiente cuando despertó corrió al espejo y enseguida noto
que no le quedaba un solo cabello en la cabeza.
'Que Bien!' Exclamo.
'Hoy no voy a tener que peinarme!'
Tu actitud es todo.
Siempre se bondadoso.
Porque cada persona que te encuentres esta peleando
alguna clase de batalla
La vida no es esperar a que la tormenta pase...
Es aprender a bailar bajo la lluvia.
Y noto que tenía solamente tres cabellos en su cabeza.
'Hmmm' pensó' Creo que hoy me voy a hacer una trenza'.
Así lo hizo y paso un día maravilloso.
El siguiente día se despertó se miro al espejo
Y vio que tenía solamente dos cabellos en su cabeza.
'H-M-M' dijo' Creo que hoy me peinare de raya en medio'
Así lo hizo y paso un día grandioso.
El siguiente día cuando despertó, se miro al espejo y noto
que solamente le quedaba un cabello en su cabeza.
'Bueno' ella dijo' ahora me
voy a hacer una cola de caballo.'
Así lo hizo y tuvo un día muy muy divertido.
A la mañana siguiente cuando despertó corrió al espejo y enseguida noto
que no le quedaba un solo cabello en la cabeza.
'Que Bien!' Exclamo.
'Hoy no voy a tener que peinarme!'
Tu actitud es todo.
Siempre se bondadoso.
Porque cada persona que te encuentres esta peleando
alguna clase de batalla
La vida no es esperar a que la tormenta pase...
Es aprender a bailar bajo la lluvia.
Aceptar los problemas de la vida
Muchas veces nos desesperamos por la cantidad de problemas que tenemos que afrontar diariamente: en el trabajo, en la casa, en cualquier otro lado. Parecería que fuéramos de problema en problema; no terminamos de salir de uno cuando ya aparece otro.
En esos momentos solemos decir: "¡Que feliz sería si no tuviera tantos problemas!" Sin embargo, este es un enfoque equivocado. Mientras vivamos, la vida nos presentará inevitablemente problemas para resolver, y el hecho de ser feliz no está relacionado con la existencia o no de problemas sino con la manera en que los enfrentas.
Piensa un poco en qué es una situación problemática. Se dice que tenemos un problema cuando algo no se produce de la manera que nos gustaría. No ganamos lo que nos gustaría, los hijos no se portan como nos gustaría, o simplemente el tránsito no avanza tan rápidamente cómo nos gustaría. ¿Sería posible que todo ocurriera de la manera en que a ti te viene bien? Obviamente que no, aunque más no fuera por la razón de que muchas veces lo que es el beneficio de uno es el perjuicio del otro.
Entonces vemos que los problemas son una parte ineludible de la vida. Si queremos vivir, tenemos que enfrentar problemas. Pero no debes verlo como un mal irremediable, sino como una oportunidad para superarte. Cada problema es una oportunidad para ejercer tu razonamiento, que es la manera de crecer.
Ejercer tu razonamiento con un problema no significa necesariamente tener que resolverlo. Tal vez lo que debas hacer es ignorarlo. Con cada problema que se te presenta, tienes las dos opciones: resolverlo o ignorarlo. Existen distintos tipos de problemas, y a menudo se presentan varios simultáneamente. Sería una cuestión sin sentido tratar de resolver todos sin que falte uno.
Cuando tenemos que enfrentar varios problemas al mismo tiempo, lo primero que tenemos que hacer es jerarquizar los mismos. Habrá algunos más importantes y otros que lo son menos. Tus recursos no son ilimitados y es probable que, al tratar de solucionar los menos importantes, comprometas la solución de los más urgentes. Entonces sería una decisión sabia ignorar aquellos problemas que en el momento no te son tan importantes.
Una vez establecida una jerarquía de problemas y determinado cuáles vamos a tratar de resolver y cuáles vamos a dejar para más adelante o para nunca, no nos queda otra alternativa que comenzar a tratar de resolverlos. Es en este momento cuando realmente está en juego la posibilidad de ser feliz; la diferencia entre ser feliz o no, radica en la actitud con que afrontas tus problemas.
Hay tres actitudes con las que puedes encarar la resolución de tus problemas: "Soy incapaz de solucionar nada", "Nada es demasiado difícil para mí" y "Algunas cosas podré resolver y otras no". La última opción es la única que te puede ayudar a tener más felicidad en tu vida.
Si desde el comienzo supones que eres incapaz de resolver cualquier problema que se te presente, estarás constantemente dependiendo de alguna otra persona para poder vivir. Llevar una vida dependiente no es la manera de vivir feliz. Para poder serlo debes tratar de ser tan autónomo como te sea posible, dentro de los limites que implica seguir siendo un ser humano. Vivir encadenado a los otros para que te solucionen tus problemas, es condenarte a la infelicidad.
Si partes de la base de que no hay nada que esté más allá de tus posibilidades, también vas camino a la infelicidad, sencillamente porque esa afirmación no es cierta. No existe ningún ser humano todopoderoso, todos tenemos nuestras limitaciones. Si piensas que todo lo puedes, estás equivocado, y en algún momento la realidad se encargará de demostrártelo. Cuando ello ocurra, el golpe puede ser muy fuerte y ciertamente no serás una persona feliz.
Si tienes una apreciación realista de tus posibilidades y reconoces que algunas cosas podrás resolver y otras no, estás mucho mejor preparado para ser feliz. Es importante darse cuenta de que hay hechos que escapan a nuestra decisión y que, por más buena intención que pongamos, no lograremos cambiarlos. Esto no significa que dejes de hacer todo lo que puedas, si no para solucionar, al menos para tratar de mejorar en lo que se pueda la situación.
Siempre tenemos que ponderar hasta donde llegan nuestras posibilidades, y tratar de llegar hasta el límite de las mismas, pero no pretender ir más allá. Si eternamente estás tratando de hacer lo que no puedes, eternamente serás infeliz.
Para que los problemas no te impidan tener toda la felicidad que puedas en tu vida, debes tener fe en tu capacidad para resolverlos, pero tampoco creerte omnipotente. Debes alegrarte por los que has podido resolver y no amargarte por aquellos que quedaron sin solución, descansando siempre en la tranquilidad que te da el saber que has hecho todo lo que has podido.
En esos momentos solemos decir: "¡Que feliz sería si no tuviera tantos problemas!" Sin embargo, este es un enfoque equivocado. Mientras vivamos, la vida nos presentará inevitablemente problemas para resolver, y el hecho de ser feliz no está relacionado con la existencia o no de problemas sino con la manera en que los enfrentas.
Piensa un poco en qué es una situación problemática. Se dice que tenemos un problema cuando algo no se produce de la manera que nos gustaría. No ganamos lo que nos gustaría, los hijos no se portan como nos gustaría, o simplemente el tránsito no avanza tan rápidamente cómo nos gustaría. ¿Sería posible que todo ocurriera de la manera en que a ti te viene bien? Obviamente que no, aunque más no fuera por la razón de que muchas veces lo que es el beneficio de uno es el perjuicio del otro.
Entonces vemos que los problemas son una parte ineludible de la vida. Si queremos vivir, tenemos que enfrentar problemas. Pero no debes verlo como un mal irremediable, sino como una oportunidad para superarte. Cada problema es una oportunidad para ejercer tu razonamiento, que es la manera de crecer.
Ejercer tu razonamiento con un problema no significa necesariamente tener que resolverlo. Tal vez lo que debas hacer es ignorarlo. Con cada problema que se te presenta, tienes las dos opciones: resolverlo o ignorarlo. Existen distintos tipos de problemas, y a menudo se presentan varios simultáneamente. Sería una cuestión sin sentido tratar de resolver todos sin que falte uno.
Cuando tenemos que enfrentar varios problemas al mismo tiempo, lo primero que tenemos que hacer es jerarquizar los mismos. Habrá algunos más importantes y otros que lo son menos. Tus recursos no son ilimitados y es probable que, al tratar de solucionar los menos importantes, comprometas la solución de los más urgentes. Entonces sería una decisión sabia ignorar aquellos problemas que en el momento no te son tan importantes.
Una vez establecida una jerarquía de problemas y determinado cuáles vamos a tratar de resolver y cuáles vamos a dejar para más adelante o para nunca, no nos queda otra alternativa que comenzar a tratar de resolverlos. Es en este momento cuando realmente está en juego la posibilidad de ser feliz; la diferencia entre ser feliz o no, radica en la actitud con que afrontas tus problemas.
Hay tres actitudes con las que puedes encarar la resolución de tus problemas: "Soy incapaz de solucionar nada", "Nada es demasiado difícil para mí" y "Algunas cosas podré resolver y otras no". La última opción es la única que te puede ayudar a tener más felicidad en tu vida.
Si desde el comienzo supones que eres incapaz de resolver cualquier problema que se te presente, estarás constantemente dependiendo de alguna otra persona para poder vivir. Llevar una vida dependiente no es la manera de vivir feliz. Para poder serlo debes tratar de ser tan autónomo como te sea posible, dentro de los limites que implica seguir siendo un ser humano. Vivir encadenado a los otros para que te solucionen tus problemas, es condenarte a la infelicidad.
Si partes de la base de que no hay nada que esté más allá de tus posibilidades, también vas camino a la infelicidad, sencillamente porque esa afirmación no es cierta. No existe ningún ser humano todopoderoso, todos tenemos nuestras limitaciones. Si piensas que todo lo puedes, estás equivocado, y en algún momento la realidad se encargará de demostrártelo. Cuando ello ocurra, el golpe puede ser muy fuerte y ciertamente no serás una persona feliz.
Si tienes una apreciación realista de tus posibilidades y reconoces que algunas cosas podrás resolver y otras no, estás mucho mejor preparado para ser feliz. Es importante darse cuenta de que hay hechos que escapan a nuestra decisión y que, por más buena intención que pongamos, no lograremos cambiarlos. Esto no significa que dejes de hacer todo lo que puedas, si no para solucionar, al menos para tratar de mejorar en lo que se pueda la situación.
Siempre tenemos que ponderar hasta donde llegan nuestras posibilidades, y tratar de llegar hasta el límite de las mismas, pero no pretender ir más allá. Si eternamente estás tratando de hacer lo que no puedes, eternamente serás infeliz.
Para que los problemas no te impidan tener toda la felicidad que puedas en tu vida, debes tener fe en tu capacidad para resolverlos, pero tampoco creerte omnipotente. Debes alegrarte por los que has podido resolver y no amargarte por aquellos que quedaron sin solución, descansando siempre en la tranquilidad que te da el saber que has hecho todo lo que has podido.
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