miércoles, 2 de abril de 2014

Aprendamos de los pájaros

Yo amo a los pájaros, pero más aún los admiro por las mañanas, después de una noche de tormenta cuando suelo ver destruidos los nidos en las veredas de las plazas, cerca de los árboles donde estaban construidos. Pero también por la mañana de ese mismo día les he oído cantar mientras acarrean material para construir otro nido, tal vez mejor, tal vez más fuerte...

Seguramente los pájaros habrán callado un momento por su nido roto, pero solo un momento, ellos saben que no sirve llorar frente a las ruinas más de lo aceptable, hay que empezar de nuevo...! Pronto el nuevo nido estará armado, y, si otra tormenta llegara a derribarlo, una y mil veces volverán a construirlo.

¡Admiro a los pájaros por su afán esperanzado...!

Qué otra cosa es la esperanza, sino el negarnos a los embates de la adversidad?

Que otra cosa es la esperanza, sino el modo interior de creer en el mañana?...

Por eso piensa siempre que no hay nada más importante, que el día de mañana.

Empezando eres invencible aunque una y otra vez no salgan las cosas como esperabas...

Un barco que naufraga, sigue siendo un barco, solo falta que sea reflotado para que vuelva a navegar.

Cuando una ilusión se frustra sigues teniendo el alma para albergar nuevas ilusiones y por más que te golpee la vida, no te entregues nunca, di una oración, pon tu esperanza al frente y arremete, no te preocupes si en la batalla sufres alguna herida, es de esperar que algo así suceda.

Junta tu esperanza, ármala de nuevo y vuelve a arremeter.

Si tus anhelos son legítimos, si no dañan a nadie los sueños que te impulsan, insiste mil veces y otras mil si fuera necesario, alguna vez la victoria será tuya..

Aprende a perdonarte


Si has cometido equivocaciones, y seguro que es así, aprende a perdonarte.

Lo importante es que no vuelvas a tropezar en lo mismo. No culpes a nadie de lo sucedido, ni a ti ni a los otros.

Perdónate y te será más fácil perdonar a los que puedan haberte ofendido o herido. Lo han hecho por falta de experiencia y madurez, quizás igual que tú alguna vez lo hiciste con alguien.

Vive con más paz tu existencia: perdónate y perdona. Ámate y amarás mejor.

Amarse a sí mismo implica aceptarse tal como se es. ¿Puedes hacerlo?

Necesitas hacer una observación lo más objetiva y sincera posible. Enfrentarte a tus defectos y deficiencias. Puede ser doloroso al principio, pero es el comienzo de un cambio fundamental en tu vida. Solamente reconociendo los defectos que se tienen, se hace posible superarlos.

Ignorarlos, te hace esclavo de ellos.

No importa los defectos que tengas, o los errores cometidos. Todo es posible de ser superado. Puedes aprender a hacerlo mejor.

Es fundamental que tomes consciencia que lo hecho en el pasado.

Fue por tu inexperiencia y falta de conocimiento.

Si ahora tienes mayor sabiduría, gracias en parte a los errores cometidos, no volverás a equivocarte de igual modo.

Quiero decir que debes perdonarte por lo hecho.

El arrepentimiento funciona bien si tienes el compromiso de actuar diferente en el futuro.

viernes, 28 de marzo de 2014

El vaso


 
Una psicóloga en una sesión de gestión de estrés levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la pregunta: 
¿Está medio lleno o medio vacío?

Sin embargo preguntó:
¿Cuánto pesa este vaso?
... 
... Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.

Pero la psicóloga respondió: "El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del brazo no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve."

Y continuó: "El estrés y las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa nada.
 Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellos todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada".

Es importante acordarse de balancear las tensiones tan pronto como se pueda, suelta todas tus cargas. No las acarrees días y días.

Y sobre todo, acuérdate siempre de soltar el vaso.

domingo, 9 de marzo de 2014

La sabiduría del silencio (2)

6)   No compitas con los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre, que nos da lo que necesitamos. Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, a percibir sus virtudes, a brillar. El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos inevitablemente. Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros.

 

7)   No te comprometas fácilmente. Si actúas de manera precipitada sin tomar conciencia profunda de la situación, te vas a crear complicaciones La gente no tiene confianza en aquellos que muy fácilmente dicen “sí”, porque saben que ese famoso “sí” no es sólido y le falta valor. Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tu decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría.

 

8)   Si realmente hay algo que no sabes, o no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy incómodo para el ego porque le gusta saber todo, siempre tener razón y siempre dar su opinión muy personal. En realidad el ego no sabe nada, simplemente hace creer que sabe.

 

9)   Evita el hecho de juzgar y de criticar, el Tao es imparcial y sin juicios, no critica a la gente, tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad. Cada vez que juzgas a alguien lo único que haces es expresar tu opinión muy personal y es una pérdida de energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de esconder sus propias debilidades. El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra.

 

10)    Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resulto de ti mismo Deja que cada quien resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida. Ocúpate de ti mismo, no te defiendas.

La sabiduría del silencio (1)

1)  Habla simplemente cuando sea necesario. Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca. Sé breve y preciso ya que cada vez que dejas salir una palabra, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu chi. De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía. Nunca hagas promesas que no puedas cumplir. No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de chi.

 

2)   Si no tienes nada bueno, verdadero y útil qué decir, es mejor quedarse callado y no decir nada. Aprende a ser como un espejo: Escucha y reflejala energía. El universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado, porque el universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las diferentes circunstancias que se presentan en nuestra vida.

 

3)   Si te identificas con el éxito, tendrás éxito. Si te identificas con el fracaso, tendrás fracasos. Así podemos observar que las circunstancias que vivimos son simplemente manifestaciones externas del contenido de nuestra habladuría interna.

 

4)   Aprende a ser como el universo, escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios. Porque siendo como un espejo sin emociones aprendemos a hablar de otra manera. Con el poder mental tranquilo y en silencio, sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones personales y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas, simplemente permite una comunicación sincera y fluida.

 

5)   No te dés mucha importancia, y sé humilde, pues cuanto más te muestras superior, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e ilusiones. Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberas de la opinión de los otros y llevarás una vida tranquila volviéndote invisible, misterioso, indefinible, insondable como el Tao.


martes, 21 de mayo de 2013

NO ERES UN BILLETE ARRUGADO



Un hombre se siente abatido y desanimado por las incertidumbres que acechan su vida. Una amiga, trata de levantarle el ánimo:
- Te doy este billete de 500€, le dice ella. ¿Qué te parece? ¿Lo cogerías?
- ¡Claro!, responde él asombrado
Antes de dárselo, ella lo arruga, lo tira al suelo, lo pisotea, le da una patada, lo vuelve a pisar. Por fin lo coge y se lo entrega.
- ¿Lo cogerías ahora, sucio y pisoteado?
- ¡Por supuesto! Afirma él.
- Bien, pues lo importante es que sepas cuanto vales en realidad, y no lo golpeado por la vida que puedas estar en un momento determinado.

Vales lo que decides valer. Si te sientes arrugado y pisoteado puedes creer que no vales nada, o puedes decidir creer que tu valía, tu potencial y tu capacidad están en tu interior. En un lugar en el que aún no te has atrevido a mirar. Pero si decides encontrar ese brillo interior sabrás que los golpes de la vida no han sido más que trampolines que te han permitido experimentar y acercarte a algo aún desconocido, que te han permitido conocerte mejor, que te han permitido entender porqué otorgas más poder a otros que a ti. En definitiva, esos golpes significan un impulso a la vida y a la acción. Un nuevo aprendizaje para tu evolución como ser humano.

Ahora, ¿cuánto crees que vales? o ¿cuánto decides que vales?

lunes, 22 de abril de 2013

Medio lleno, medio vacío?


Con gran sabiduría alguien ha dicho que la vida es del color del cristal con que la miras. Pero, de hecho, hay que recordar que somos nosotros los que inventamos el color del cristal. Todos los días, frente a cualquier situación, somos nosotros los que decidimos si veremos oportunidades o problemas, si avanzaremos con valor o nos estancaremos en el camino, si pagaremos el elevado precio de alcanzar un sueño o simplemente renunciaremos.
Reconozco que a veces es difícil aceptar esto, porque, para ser realistas, hay muchas situaciones que sobrepasan nuestras capacidades. Además, existe el hecho, si se trata de trabajar con otras personas, de que no todas se motivan por lo mismo y de la misma manera, así que cuando se proponen tareas grupales (en la universidad, en el trabajo) el estrés aumenta considerablemente, porque cada uno seguirá viendo las cosas a su propia manera, dificultando el avance del grupo. ¿Acaso eso no es razón suficiente para entender que no todo es del cristal con que se mira? Yo pienso que no es razón suficiente, porque aunque otros piensen de forma diferente o vean la vida de forma diferente de la nuestra, nadie puede imponernos una manera de ver la vida, pero nosotros sólo tenemos dos alternativas: 1) Forjamos nuestra propia percepción de la vida, o, 2) Aceptamos la percepción que tienen de la vida los demás.
No estoy diciendo que otras personas tengan una manera sombría de ver las cosas, sin embargo, por muy buena que sea la forma en que otro ve su propia vida, no podemos adoptar sus “técnicas” para nosotros mismos, porque nuestra vida es singular, así como nuestra manera de influir sobre el mundo lo es. Claro que podemos aprender de esas grandes personas que suelen sobreponerse a todo obstáculo, claro que ellos y ellas pueden enseñarnos grandes lecciones de vida, mas será hasta que reconozcamos que somos los únicos responsables de nuestra vida, que comenzaremos a vivir en verdad.
Vemos lo que queremos ver.
La realidad que debemos asumir es que cada uno ve lo que quiere ver. Si el vaso de agua está por la mitad, yo puedo decir que está medio lleno, pero tú, mi querido lector o lectora, puedes decir que está medio vacío. ¿Quién tiene la razón? Sería inútil entablar una controversia al respecto, porque ambos estamos en lo cierto, sólo que lo vemos desde perspectivas diferentes. ¿Cuál de las dos perspectivas es más saludable? Tal vez esta sí sea una pregunta que valga la pena, pero de nuevo, lo que importa más es que al ver la vida, veamos la gran misión que hemos venido a cumplir a este mundo.
Hace algún tiempo escuche la siguiente historia, la comparto para que saques tus propias conclusiones y que esas conclusiones te ayuden a seguir por la senda de la excelencia:
Una compañía especializada en la manufactura y comercialización de zapatos quería expandirse, había escogido como nuevo nicho de mercado a África, pero como no conocían el lugar enviaron a dos representantes de ventas (los que consideraban los dos mejores), uno al norte y el otro al sur de África. Las instrucciones eran sencillas, vivir seis meses en el lugar, indagar sobre las posibilidades económicas, entrevistarse con posibles asociados locales, entre otras, y finalmente presentar un informe sobre la viabilidad de llevar zapatos a aquel lugar.
La compañía invertiría en todos los gastos de sus delegados con la esperanza de recibir buenas noticas. Seis meses después, en una junta programada especialmente para recibir los informes, los altos directivos de la compañía se reunieron. El delegado que había viajado al sur de África estaba en el país desde hacía tres días, pero su compañero no había vuelto del viaje, sin embargo sabían que llegaba ese mismo día, así iniciaron la reunión hablando de las proyecciones futuras y se le dio la oportunidad al delegado que estaba presente para que diera su informe.
Sus palabras fueron escuetas y al punto: “No debemos ir a África, es simplemente un riesgo que no debemos tomar. Allí todo el mundo anda descalzo y no veo la forma de venderles zapatos; sencillamente, no les interesan los zapatos”.
Los directivos se vieron unos a otros, considerando seriamente lo que habían escuchado, porque claro está que no enviarían a la compañía a una situación desestabilizante. En ese momento irrumpió en la reunión el hombre que había sido delegado para ir al norte de África. El presidente de la junta preguntó si estaba listo para rendir su informe. Con gran entusiasmo, aquel hombre, que aún llevaba sus maletas de viaje, se dirigió a los asistentes de la junta y dijo: “¡Debemos llevar nuestra compañía a África! Sin duda alguna haremos una gran fortuna. Allí nadie lleva zapatos, así que eso nos hace más fácil la tarea de vender. Es más, propongo que se monte una fábrica en ese lugar, con eso bajaremos ciertos costos y recibiremos mayores utilidades... Vine tarde, porque justo ayer, antes de subir al avión, cerré uno de los tres convenios con los que vamos a comenzar a trabajar en África”.
Por demás está decir que la compañía llevó sus zapatos a África. La visión de un hombre, más concretamente, la forma de ver las cosas que tenía un solo hombre, hizo una gran diferencia entre el éxito y el fracaso. Así sucede en todas las áreas de nuestra vida.
Ahora, al salir y enfrentar lo que el mundo trae, la pregunta que debemos respondernos a nosotros mismos es: ¿Qué es lo que veo para mi futuro?