miércoles, 30 de marzo de 2011

Los 11 pasos

Primero contigo mismo.
Sólo cuando estás bien contigo mismo puedes estar bien con los demás

Manejar la soledad 
Sólo cuando manejas tu soledad puedes manejar una relación.

Sólo se da lo que se tiene.
Necesitas valorarte para valorar, quererte para querer, respetarte para respetar y aceptarte para aceptar, porque nadie puede dar lo que no tiene.

Paz interior.
Ninguna relación te dará la paz que tú mismo no crees en tu interior.

Fantasía que genera frustración.
Pretender que otra persona nos haga felices y llene todas nuestras expectativas es una fantasía que sólo trae frustraciones.

Autonomía.
Ninguna relación te brindará felicidad que tú mismo no construyas.

Autosuficiencia.
Sólo podrás ser feliz con otra persona cuando bien convencido seas capaz de decirle: "No te necesito para ser feliz".

Independencia
Sólo podrás amar siendo independiente hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que dices querer.

Requerimientos.
Para amar necesitas una humilde autosuficiencia,  autoestima y la práctica de una libertad responsable.

Autoestima y madurez.
Ámate a ti mismo madura y el día que puedas decirle a esa otra persona "Sin ti me la paso bien" ese día estarás preparado para vivir en pareja.

Compartir.
Dos personas que vivan en pareja podrán ser felices sólo cuando se hayan unido para compartir su felicidad no para hacerse felices la  una a la otra.

Conclusión:

"Dos personas se aman únicamente cuando son capaces de vivir la una sin la otra pero deciden vivir juntas"

Algunas cosas que aprendí en la vida

Que sin importar lo buena que sea una persona, ella te va a herir de vez en cuando y tú habrás de perdonarla.

Que lleva años ganar la confianza de alguien y unos pocos segundos destruirla.

Que no tendremos que cambiar de amigos si comprendemos que los amigos cambian.

Que las circunstancias y el ambiente tienen influencia sobre nosotros, pero que nosotros somos responsables de nosotros mismos.

Que o tú controlas tus actos, o ellos te controlan a ti.

Aprendí que héroes son aquellas personas que hacen lo que tienen que hacer y saben enfrentar las consecuencias.

Que la paciencia requiere de mucha práctica.

Que existen personas que nos aman, pero que sencillamente no saben cómo demostrarlo.

Que algunas veces la persona que crees que te va a dar el golpe de gracia cuando estés caído, será una de las pocas que te ayuden a ponerte de pie.

Que sólo porque una persona no te ama como tú quieres, no significa que no te ama lo mejor que puede.

Que nunca se debe decir a un niño que los sueños son tonterías: sería una tragedia que creyeran tal cosa.

Que no siempre basta con que otros nos perdonen.

La mayoría de las veces tenemos que perdonarnos a nosotros mismos.

Que no importa en cuántos pedazos se nos haya roto el corazón; el mundo no se detiene a esperar que lo compongamos.”

martes, 29 de marzo de 2011

Soñar y realizar

Soñar es subir muy alto… y luego quedar en el vacío.

Realizar es quedar a ras de tierra y luego perpetuarse en una obra.

Soñar es llegar a las nubes, y tocar copos de nieve que luego se evaporan.

Realizar es llegar a los hombres y tocar heridas que luego son cicatrices.

Soñar es remontarse atraídos por tanto azul, y bajar sin tonalidad clara y definidad.

Realizar es hundirse atraídos por tanto dolor… y encontrarse las manos llenas de cosas positivas.

Soñar es querer recorrer otras regiones, en una forma etérea.

Realizar es querer ahondar en uno mismo, en una forma real.

Soñar es perseguir un lucero para nosotros.

Realizar es repartir chispas de luz en los demás.

Soñar es mirar cómo se ilumina el cielo…y apagarnos.

Realizar, es palpar cómo se oscurece la tierra y encendernos.

Soñar es pretender encontrar a Dios, abandonando a los hombres.

Realizar es pretender abrazar a los hombres para poseer a Dios.

Soñar es abrir los ojos para que llegue el rocío.

Realizar es cerrar los párpados para ocultar una lágrima.

Soñar es divagar, perderse en lo que quisiéramos vivir.

Realizar es encontrarse y laborar con lo que tenemos que vivir, aunque no nos guste tanto.

Soñar es ver salir la luna tendidos en la arena.

Realizar es ver despuntar el sol inclinados en el surco.

Soñar es encontrar la semilla, sin saber dónde plantarla.

Realizar es fecundarlo todo y conocer muchos huecos por llenar.

Soñar es evadir este mundo para buscar otro.

Realizar es crear otro para suplir éste.

Soñar es poder bosquejar.

Realizar es poder esculpir.

Soñar es flotar en el cielo.

Realizar es navegar en el mar.

Soñar es acariciar una idea.

Realizar es besar una cruz.

Soñar es bueno, es la concepción, el inicio, el germen.

Pero realizar es su complemento, su continuidad y su culminación.

No lo olvides.

Y cuando sueñes, empieza a realizar...

Los tres leones

En la selva vivían tres leones

Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión: -Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero para una gran duda en la selva: existen tres leones y los tres son muy fuertes.

¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia?

¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?

Los leones supieron de la reunión y comentaron entre si: -Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos...

Necesitamos saber cual será el elegido, pero, ¿Cómo descubrirlo?.

Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres leones la decisión tomada: -Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a escalar la Montaña Difícil,

El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey. La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva.

El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.

El primer león intentó escalar y no pudo llegar.

El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.

El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.

Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados. ¿Cómo elegirían un rey?

En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra: -¡Yo sé quien debe ser el rey!

Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.

-¿Cómo?, preguntaron todos.

-Es simple... dijo el águila.

Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.

El primer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!

El segundo león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!

El tercer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido, por ahora!

Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.

La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, su persona es más grande que su problema: él es el rey de si mismo, y está preparado para ser rey de los demás.

Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los Animales.

Moraleja: No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o situaciones que tengas. Tus problemas, por lo menos la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tú. Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus problemas juntos. Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia.

La Montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado.

¡Tu todavía estas Creciendo!

lunes, 28 de marzo de 2011

Atraemos lo que tememos

Como las cosas que más amamos y más tememos tienden a ocupar nuestros pensamientos gran parte del tiempo,  atraemos justamente esas cosas.

¿Alguna vez has echado a perder completamente una nueva muda de ropa la primera vez que te la pusiste?

Justo cuando pensabas: "No quiero ensuciar esta camisa nueva tan bonita",  y tu bolígrafo empezaba a chorrear tinta dentro del bolsillo superior.

¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir:  "En los últimos doce años que tuve mi viejo auto no le hice ni un raspón;  pero en cuanto me entregaron mi primer auto nuevo, me empezaron a chocar".?

Incluso si decimos "no quiero que pase tal cosa", gravitaremos justamente a eso.

Nuestra mente no puede desplazarse en sentido negativo con respecto a las cosas, no puede hacer más que moverse hacia ellas.

¿Alguna vez se te ocurrió pensar,  en vísperas de un evento especial o de una fiesta:”Espero no enfermarme porque esto no me lo quiero perder"?  Al final resultó que te enfermaste y te lo perdiste ¿no es cierto?

Estos mismos principios se manifiestan en la pobreza, la mala salud y en su trabajo. Si no paramos de comentar, pensar y leer acerca de "cosas malas",  gravitaremos subconscientemente hacia ellas;

La gente de éxito se desplaza hacia el éxito.

Los fracasados tratan de escapar del fracaso.

El más importante principio mental que puede transformar a los perdedores en triunfadores es concentrarse en lo que uno quiere; sin embargo, vivimos hablando en negativo, quejándonos de lo que no tenemos y hablando de lo que queremos evitar.

Es el «Yo puedo» y no el «No puedo», pues al cerebro no le importa lo que sigue después del 'no', él entiende que es 'no'.

Eso es un callejón sin salida, debemos concentrarnos en lo que queremos lograr a nivel personal.

Cuando tememos perder algo, nos ponemos en posición de perderlo.

Estas leyes obran con el mismo poder en nuestras relaciones amorosas.

Cuando tememos perder el amor de alguien, de inmediato nos ponemos en peligro de perderlo.

La moraleja es:

"concéntrate en lo que tienes y disfrútalo, no pienses en perder lo que posees".

Enfoca tu atención en lo que deseas; si dejas que tus temores te obsesionen, éstos te abrumaran.

En realidad, el principio de atraer lo que se teme es hermoso; implica el reto de enfrentar nuestros miedos y mediante ellos superarnos.

¿Cómo podremos crecer si las cosas que tememos se alejan de nosotros?

¿Cómo desarrollarnos si nunca nos enfrentamos con lo que nos produce temor?

Las leyes universales nos demuestran que podemos vivir perfectamente sin aquello que tanto tememos perder.

Debemos aprender a disfrutar lo que tenemos y dejar de pensar y sufrir por lo que no tenemos.

Debemos vivir el presente.

martes, 22 de marzo de 2011

Vale la pena

Vale la pena... cada espina, cada rosa... cada lágrima que riega lo que florecerá en sonrisa... porque la Vida es maravillosa por ella misma... no importan las penas no importa el desamor... porque pasa... todo pasa y el sol vuelve a brillar...

Hay momentos que sentimos que todo esta mal, que nuestras vidas se hunden en un abismo tan profundo, que no se alcanza a ver ni un pequeño resquicio por el que pase la luz.

En esos momentos debemos tomar todo nuestro amor, nuestro coraje, nuestros sentimientos, nuestra fuerza y luchar por salir adelante.

Muchas veces nos hemos preguntado si vale la pena entusiasmarnos de nuevo, y solo puedo contestar una cosa: Hagamos que nuestra vida valga la pena.

Vale la pena sufrir, porque he aprendido a amar con todo el corazón.

 Vale la pena entregar todo, porque cada sonrisa y lágrima son sinceras.

 Vale la pena agachar la cabeza y bajar las manos, porque al levantarlas seré más fuerte de corazón.

Vale la pena una lágrima, porque es el filtro de mis sentimientos, a través de ella me reconozco frágil y me muestro tal cual soy.

Vale la pena cometer errores, porque me da mayor experiencia y objetividad.

Vale la pena volver a levantar la cabeza, porque una sola mirada puede llenar ese espacio vacío.

Vale la pena volver a sonreír, porque eso demuestra que he aprendido algo más.

Vale la pena acordarme de todas las cosas malas que me han pasado, porque ellas forjaron lo que soy el día de hoy.

Vale la pena voltear hacia atrás, porque así se que he dejado huella en los demás.

Vale la pena vivir, porque cada minuto que pasa es una oportunidad de volver a empezar.

Todo esto son solo palabras, letras entrelazadas con el único fin de dar una idea. Lo demás, depende de cada uno de nosotros.

Dejemos que nuestras acciones hablen por nosotros.

Hagamos que nuestra vida valga la pena.

Seamos Felices...

¿Verdad que vale la pena

Vale la pena... cada espina, cada rosa... cada lágrima que riega lo que florecerá en sonrisa... porque la Vida es maravillosa por ella misma... no importan las penas no importa el desamor... porque pasa... todo pasa y el sol vuelve a brillar...

Hay momentos que sentimos que todo esta mal, que nuestras vidas se hunden en un abismo tan profundo, que no se alcanza a ver ni un pequeño resquicio por el que pase la luz.

En esos momentos debemos tomar todo nuestro amor, nuestro coraje, nuestros sentimientos, nuestra fuerza y luchar por salir adelante.

Muchas veces nos hemos preguntado si vale la pena entusiasmarnos de nuevo, y solo puedo contestar una cosa: Hagamos que nuestra vida valga la pena.

Vale la pena sufrir, porque he aprendido a amar con todo el corazón.

 Vale la pena entregar todo, porque cada sonrisa y lágrima son sinceras.

 Vale la pena agachar la cabeza y bajar las manos, porque al levantarlas seré más fuerte de corazón.

Vale la pena una lágrima, porque es el filtro de mis sentimientos, a través de ella me reconozco frágil y me muestro tal cual soy.

Vale la pena cometer errores, porque me da mayor experiencia y objetividad.

Vale la pena volver a levantar la cabeza, porque una sola mirada puede llenar ese espacio vacío.

Vale la pena volver a sonreír, porque eso demuestra que he aprendido algo más.

Vale la pena acordarme de todas las cosas malas que me han pasado, porque ellas forjaron lo que soy el día de hoy.

Vale la pena voltear hacia atrás, porque así se que he dejado huella en los demás.

Vale la pena vivir, porque cada minuto que pasa es una oportunidad de volver a empezar.

Todo esto son solo palabras, letras entrelazadas con el único fin de dar una idea. Lo demás, depende de cada uno de nosotros.

Dejemos que nuestras acciones hablen por nosotros.

Hagamos que nuestra vida valga la pena.

Seamos Felices...

viernes, 18 de marzo de 2011

El silencio es...

La capacidad de pensar sin cabeza,
La capacidad de volar sin alas,
La capacidad de caminar sin pies,
La capacidad de observar sin perturbar,
La capacidad de escuchar sin interrumpir,
La capacidad de palpar sin crear incomodidad,
La capacidad de disfrutar la flor sin robarle su aroma,
y sobre todo la capacidad de entrar en ti y ver tu realidad.

La verdad de Dios sólo se puede conocer en absoluto silencio. No sólo el silencio de afuera es necesario, también el silencio interior.

Si al cerrar tus ojos tu mente está en silencio, la puerta está abierta para conocer la realidad que te anima a vivir.

Esa es la única realidad que llena tu alma de luz y claridad. Sin el silencio tu alma no tiene claridad, no tiene luz.

Sólo en profundo silencio podrás comprender lo que significa todo esto y sobre todo el estar vivo….